La decisión adoptada por un tribunal de Moscú de enviar a Mikhail Kosenko a una institución psiquiátrica para someterlo a tratamiento forzado es un retorno aberrante a las prácticas que se usaban en la era soviética para silenciar la disidencia, ha declarado Amnistía Internacional."Encarcelar forzosamente a Mikhail Kosenko en una unidad psiquiátrica recuerda los peores excesos de la ya extinta era soviética, cuando los disidentes languidecían en instituciones mentales, tratados como pacientes psiquiátricos porque se atrevían a decir lo que pensaban", ha afirmado John Dalhuisen, director del Programa Regional para Europa y Asia Central de Amnistía Internacional."Mikhail Kosenko es un preso de conciencia recluido por ejercer pacíficamente su derecho a protestar y debe ser puesto en libertad inmediatamente."Mikhail Kosenko fue detenido tras participar en una protesta en la plaza de Bolotnaya en mayo de 2012 en la que se desencadenó la violencia, y acusado de tomar parte en una revuelta y de usar la violencia contra la policía.La decisión del tribunal fue anunciada mientras decenas de personas protestaban pacíficamente frente a la sede judicial gritando el nombre de Kosenko y "libertad". Según informes, al menos ocho personas han sido detenidas arbitrariamente."El tratamiento psiquiátrico sin el consentimiento de la persona afectada sólo debe usarse en casos de enfermedad mental grave, cuando es probable que esa persona se cause daño inminente o inmediato a sí misma o cause daño a otros", prosiguió Dalhuisen."No es este el caso de Mikhail Kosenko, que va a ser hospitalizado forzosamente después de que el juez se negara a permitir un examen independiente de su estado de salud, lo que vulnera las normas sobre imparcialidad procesal."La decisión judicial permite que Mikhail Kosenko sea privado de libertad indefinidamente. Además, Kosenko no se beneficiará de ninguna amnistía que pueda concederse a las personas enjuiciadas junto con él en lo que se conoce como caso Bolotnaya.La pena impuesta fue solicitada por la acusación, que alegó que Kosenko representaba un peligro para sí mismo o para la sociedad. Esta afirmación se basa en una opinión médica que pidió la propia acusación y en la afirmación de ésta de que se habían probado las acusaciones penales formuladas contra él.Amnistía Internacional ha asistido a las vistas judiciales del caso de Mikhail Kosenko y su conclusión es que la acusación no ha demostrado que es culpable.Además, las pruebas, como las imágenes de vídeo y las declaraciones de los testigos presenciales, le exculpan claramente de las acusaciones formuladas en su contra.La organización ha expresado su preocupación por el hecho de que los testigos principales fueran agentes de policía y señaló las contradicciones en los testimonios presentados ante el tribunal.Mikhail Kosenko tiene antecedentes de enfermedad mental, pero nunca ha sido necesario someterlo a tratamiento forzoso ni se ha considerado que representara un peligro para sí mismo o para la sociedad."Es una condena terriblemente injusta y un castigo inquietantemente cruel para un disidente pacífico. Cuando la mayoría de los demás procesados en la misma causa siguen sometidos a juicio o a investigación, cabe preguntarse hasta dónde puede llegar esta burla a la justicia", concluyó John Dalhuisen.