Las autoridades iraníes deben revelar la suerte y el paradero de 11 hombres cuya ejecución estaba prevista para el sábado; así lo ha afirmado Amnistía Internacional tras los informes según los cuales las ejecuciones no han tenido lugar.Entre las personas que iban a ser ejecutadas estaba Saeed Sedeghi, empleado de una tienda que fue condenado a muerte en junio tras un juicio injusto por cargos relacionados con drogas.Una mujer de la familia de Saeed Sedeghi ha contado a Amnistía Internacional que el sábado las autoridades de la prisión de Evín, en Teherán, le comunicaron que las ejecuciones no se habían realizado y que los 11 hombres seguían con vida.No está claro si las ejecuciones fueron aplazadas o suspendidas, ni si los hombres siguen recluidos en la prisión de Evín. Cuando la familia de Saeed Sedeghi preguntó por su paradero, tanto las autoridades de la prisión de Evín como las de la cárcel de Ghezel Hesar le dijeron que no estaba recluido en sus respectivos centros."Las autoridades iraníes deben hacer mucho más que conceder otra suspensión a Saeed Sedeghi, cuya ejecución, junto con la de los demás hombres, fue aparentemente suspendida el sábado" ha afirmado Ann Harrison, directora adjunta del Programa de Amnistía Internacional para Oriente Medio y Norte de África."Las condenas de muerte impuestas a los 11 hombres deben ser anuladas de una vez por todas con carácter urgente. Las autoridades iraníes deben, además, poner fin a la angustia que sufren actualmente las familias de estos hombres aclarando su actual paradero y permitiendo que tengan contacto con ellas.""Las autoridades iraníes deben tomar medidas de inmediato para poner fin a este reguero incesante de ejecuciones y conmutar todas las condenas de muerte. Deben revisar la legislación para eliminar la posibilidad de imponer la pena capital.""Saeed Sedeghi y cualquier persona declarada culpable tras un juicio injusto debe ser sometida a un nuevo juicio con todas las garantías procesales que establecen las normas internacionales y sin posibilidad de aplicar la pena de muerte."Majid Sedeghi, hermano de Saeed Sedeghi, fue detenido el jueves 11 de octubre, al día siguiente de ser entrevistado por el servicio en persa de la BBC y Voice of America sobre la difícil situación de su hermano, y actualmente se encuentra recluido en la prisión de Evín.A fecha de 9 de octubre, las autoridades iraníes al parecer han ejecutado a 344 personas como mínimo desde que empezó el año, incluidas 135 ejecuciones no anunciadas oficialmente. La mayoría de las personas ejecutadas habían sido condenadas por tráfico de drogas.La inmensa mayoría de las ejecuciones realizadas en el país en los últimos años fueron por delitos relacionados con drogas, a pesar de que no está claramente demostrada la eficacia de la pena capital para disuadir de cometer tales delitos: los índices de drogadicción en Irán están entre los más elevados del mundo.Amnistía Internacional sigue pidiendo a Irán que reforme su legislación antidroga para garantizar que no incluye la pena de muerte entre los posibles castigos.Las normas internacionales prohíben el uso de la pena capital salvo en el caso de "delitos intencionales que tengan consecuencias fatales". El Comité de Derechos Humanos de la ONU ha considerado en numerosas ocasiones que los delitos relacionados con drogas no cumplen este criterio.El 2 de junio de 2012, el Tribunal Revolucionario de Irán condenó a muerte a Saeed Sedeghi tras declararlo culpable del delito de adquisición y posesión de 512 kg de metamfetamina ("cristal") junto con otros tres hombres. El abogado de oficio que lo representó en este juicio nunca se había reunido con él ni tuvo acceso al sumario de su caso antes de comenzar el juicio.Como otras personas condenadas a muerte en aplicación de la legislación antidroga, no parece que haya tenido oportunidad de presentar recurso contra la declaración de culpabilidad y la condena, en contravención de su derecho a un juicio justo.Además de imponerle la pena de muerte, el tribunal condenó a Saeed Sedeghi a pagar una multa de dos millones de riales (unos 163 dólares estadounidenses) y a recibir 20 latigazos por posesión de 21 gramos de opio y marihuana. Saeed contó también a su familia que había sufrido tortura y otros malos tratos bajo custodia, como consecuencia de los cuales había perdido tres dientes.A finales de julio compareció en la Sala 30 del Tribunal Revolucionario de Teherán en ausencia de su abogado y fue obligado a firmar un documento en el que al parecer se le informaba de que su condena a muerte iba a ejecutarse.