Por: Ana María González Watson, presidenta de Amnistía Internacional Perú

Una de las más grandes crisis de derechos humanos se vivió durante la Segunda Guerra Mundial, en la cual murieron no menos de 60 millones de personas, con el agravante de que el 30% de los muertos registrados fueron combatientes y la gran mayoría fue población civil no beligerante. En esta ordalía, las fuerzas armadas alemana y japonesa fueron los principales actores, quienes cometieron las más graves violaciones a los derechos fundamentales de las personas que se hayan registrado en la historia de la humanidad, solo comparables con la brutalidad de los ejércitos mongoles que asolaron el mundo en la Edad Media.

Con el propósito de que la humanidad no vuelva a caer en estos extremos, se pueda mantener la paz en el mundo, respetar los derechos humanos de todas las personas, fomentar la amistad entre todos los pueblos del mundo y prevenir los conflictos entre las naciones, en junio de 1945 los países del mundo crearon la Organización de las Naciones Unidas.

Luego de 3 años, en 1948, con el liderazgo de Eleonor Roosevelt, la Organización de las Naciones Unidas adopta la Declaración Universal de los Derechos Humanos, documento histórico que proclama los derechos inalienables que corresponden a toda persona como ser humano, independientemente de su raza, color, religión, sexo, idioma, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

Sin embargo, actualmente, 73 años después de la adopción de esta Declaración, a pesar de que tenemos el derecho a la libre expresión, en muchas partes del mundo hay personas encarceladas por hablar claro; tenemos derecho a la educación, pero hay mas de mil millones de adultos en todo el mundo que no saben leer; la esclavitud ha sido abolida, pero hoy en día hay mas trata de personas y personas esclavizadas que en el siglo pasado.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos no tiene la fuerza de la ley, es decir, no es obligatoria; y por eso es preciso que hagamos realidad esas palabras. Las personas de todo el mundo estamos llamadas a hacer una causa común para promover los derechos humanos y exigir a los gobiernos la puesta en marcha de medidas concretas que garanticen el ejercicio de estos. Como dijo Eleanor Roosevelt: “En definitiva, ¿dónde empiezan los derechos humanos universales? En pequeños lugares, cerca de casa; en lugares tan próximos y tan pequeños que no aparecen en ningún mapa. […] Si esos derechos no significan nada en estos lugares, tampoco significan nada en ninguna otra parte. Sin una acción ciudadana coordinada para defenderlos en nuestro entorno, nuestra voluntad de progreso en el resto del mundo será en vano."

Con el compromiso de promover y exigir a los gobiernos que se garanticen todos los derechos para todas las personas, en Amnistía Internacional venimos realizando desde hace 20 años la campaña Escribe por los derechos. Esta campaña empezó en Polonia con un reducido grupo de activistas que lograron juntar 2,326 cartas que tenían por objetivo salvar a personas que estaban viendo vulnerados sus derechos, en muchos casos por sus propios gobiernos. Ahora, Escribe por los derechos está presente en alrededor de 100 países y en el 2019 se escribieron desde nuestra organización 6,6 millones de cartas, correos electrónicos, mensajes de texto y tuits, logrando garantizar y devolver a muchas personas la capacidad de seguir gozando de sus derechos.

¡Te invitamos a que te sumes a lucha y te unas este año a Escribe por los derechos!

Palabras clave
COMPARTE