Amnistía Internacional ha pedido al estado de Texas que paralice su ejecución número 500 desde que se restableció la pena capital en Estados Unidos, en 1976. En lo que la organización califica de "vergonzoso hito", Kimberly McCarthy será ejecutada con una inyección letal en Huntsville a las 6 de la tarde, hora local, salvo que reciba un aplazamiento de la ejecución. McCarthy, afroamericana de 52 años, fue condenada a muerte en 2002 por asesinato."La pena capital en Texas es arbitraria, parcial y proclive al error -ha declarado Brian Evans, director de la campaña por la abolición de la pena de muerte de Amnistía Internacional EE. UU.-. Es una injusticia profunda e irreversible. La pena de muerte es cruel, inhumana y degradante, y una violación del derecho a la vida consagrado en la Declaración Universal de Derechos Humanos", afirmó.En la lista de 499 personas ejecutadas en Texas desde 1976 hay algunas que sufrían enfermedades mentales o discapacidades intelectuales graves, otras que cometieron el delito cuando eran adolescentes, y otras más que fueron defendidas por abogados lamentablemente inadecuados en los juicios en los que se decidió su vida. En varios casos, las ejecuciones siguieron adelante pese a que las declaraciones de culpabilidad se basaban en pruebas defectuosas o cuestionables.El estado de la estrella solitaria tiene la dudosa distinción de ocupar el primer puesto de la tabla de ejecuciones de Estados Unidos, tras haber llevado a cabo casi 400 ejecuciones más que el segundo, Virginia, con 110 desde 1976. Aunque el número de ejecuciones en Texas disminuye cada año, Brian Evans señala una tendencia preocupante."Amnistía Internacional reconoce que quizá estén cambiando las actitudes en Texas, pues las condenas a muerte impuestas por jurados están alcanzando mínimos históricos. Sin embargo, hay motivos para preocuparse, entre otras cosas, por la influencia que sigue teniendo la raza en los procedimientos sobre pena capital". Siete de las nueve personas condenadas a muerte en Texas en 2012 y seis de las siete personas ejecutadas este año eran afroamericanas.Mientras sólo el 12,2 por ciento de la población de Texas es de raza negra, los presos afroamericanos representan casi el 40 por ciento de los 283 reclusos condenados a muerte. En el condado de Harris, los afroamericanos representan más del 70 por ciento de los internos condenados a la pena capital y menos del 20 por ciento de la población general. En 1997 Duane Buck fue condenado a muerte después de que un jurado del condado de Harris oyera pruebas "expertas" de que, debido al color de su piel, era probable que tuviera una conducta violenta que representara un peligro en el futuro."Esta alarmante sugerencia ilustra sólo uno de los aspectos de la aguda injusticia del sistema de la pena capital en Texas. Después de más de 30 años y de 499 ejecuciones, ya es hora de que Texas rompa con los viejos hábitos y se una a la tendencia hacia la abolición", declaró Brian Evans.Según el último informe anual sobre la pena de muerte en el mundo de Amnistía Internacional, la tendencia mundial general se aleja de la pena capital. En los últimos seis años, cinco estados de Estados Unidos han promulgado leyes para abolir la pena de muerte: Nueva Jersey (2007), Nuevo México (2009), Illinois (2010), Connecticut (2012) y, el mes pasado, Maryland.NotaMás información (en inglés) sobre la pena de muerte en Texas, en el informe USA, a Deadly Distinction. 500th Execution in Texas.