La ejecución prevista el miércoles por la mañana de Mehdi Bohlouli, que sólo era un niño cuando se cometió el delito, apenas unos días después del ahorcamiento de otro hombre detenido cuando era menor de edad, es un repugnante acto de crueldad que hay que impedir inmediatamente, ha declarado hoy Amnistía Internacional.

El lunes por la mañana Mehdi Bohlouli fue recluido en régimen de aislamiento en la prisión de Rajai Shahr, en Karaj, cerca de Teherán. Se ha comunicado a su familia que vaya hoy a la prisión para su última visita. Bohlouli lleva más de 15 años condenado a muerte. Este hecho se produce tras la ejecución el pasado jueves (10 de agosto) de Alireza Tajiki, que sólo tenía 15 años cuando fue detenido.

Las autoridades iraníes están declarando en la práctica a la comunidad internacional que no se avergüenzan en absoluto de seguir siendo el país del mundo que lleva a cabo más ejecuciones de personas que eran menores de edad en el momento en que se cometió el delito. Magdalena Mughrabi, directora adjunta de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África

“Al programar esta ejecución extralegal cuando el mundo aún está expresando su indignación por el caso de Alireza Tajiki, las autoridades iraníes están declarando en la práctica a la comunidad internacional que no se avergüenzan en absoluto de seguir siendo el país del mundo que lleva a cabo más ejecuciones de personas que eran menores de edad en el momento en que se cometió el delito. El presidente de la Magistratura iraní debe intervenir de inmediato e impedir que se lleve a cabo esta ejecución antes de que el cruel sistema de justicia de Irán se cobre una vida más”, ha afirmado Magdalena Mughrabi, directora adjunta de Amnistía Internacional para Oriente Medio y el Norte de África.

“Esta última ronda de ejecuciones de personas por delitos cometidos cuando eran menores de 18 años muestra que el repugnante entusiasmo del sistema de justicia iraní por la pena de muerte no conoce límites. Esto constituye sin duda un ataque en toda regla contra la Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU.”

Un tribunal penal de Teherán condenó a Mehdi Bohlouli a la pena capital en noviembre de 2001 tras declararlo culpable del apuñalamiento mortal de un hombre cometido durante una pelea. Bohlouli tenía 17 años cuando se cometió el delito y ha pasado toda su juventud adulta condenado a muerte. Esta es la cuarta ocasión que se programa su ejecución y es recluido en régimen de aislamiento. La última vez fue en abril de 2017, cuando se anunció un aplazamiento la víspera de la fecha prevista para la ejecución. En enero de 2017 se denegó su petición de un nuevo juicio.

Irán es uno de los últimos países del mundo que todavía ejecutan a personas por delitos cometidos cuando eran menores de edad. En enero de 2016, Amnistía Internacional publicó un informe que concluyó que, a pesar de las reformas fragmentarias introducidas en 2013 para evitar las críticas a su terrible historial de ejecuciones de personas que eran menores en el momento del delito, las autoridades iraníes han seguido imponiendo la pena capital a decenas de jóvenes por delitos cometidos cuando tenían menos de 18 años.

Desde que comenzó el año, Irán ha ejecutado al menos a cuatro personas que eran menores de 18 años en el momento del delito. Hasta agosto de 2017, Amnistía Internacional había identificado los nombres de al menos 89 personas condenadas a muerte por delitos cometidos cuando eran menores de 18 años.

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