Las autoridades turcas deben tomar medidas urgentes para evitar que haya más muertos y heridos, permitir a los manifestantes acceder a sus derechos fundamentales y garantizar la seguridad de la ciudadanía, ha dicho Amnistía Internacional.Amnistía Internacional mantuvo abiertas sus oficinas, cercanas a la zona de la plaza Taksim, para que pudieran refugiarse en ellas los manifestantes que escapaban de la violencia policial durante la noche. Actualmente hay 20 médicos en las oficinas tratando a manifestantes heridos. Otras organizaciones de la sociedad civil han tomado medidas similares."El uso excesivo de la fuerza por parte de agentes de policía puede ser habitual en Turquía, pero la desmedida dureza con que se ha respondido a las manifestaciones pacíficas de la plaza Taksim ha sido realmente indignante y ha puesto al rojo vivo la situación en las calles de Estambul, donde decenas de personas han resultado heridas", ha dicho John Dalhusien, director del Programa Regional para Europa y Asia Central de Amnistía Internacional.Los observadores de Amnistía Internacional en las manifestaciones fueron testigos del uso de cañones de agua tanto contra los manifestantes que arrojaban piedras a la policía como contra los que protestaban pacíficamente.Los testimonios de manifestantes, abogados y profesionales de la medicina que se encontraban en el lugar y las grabaciones de vídeo confirman que se trata de una táctica muy utilizada por la policía en las manifestaciones que siguen produciéndose en todo el centro de Estambul.Según los informes, más de un millar de manifestantes han resultado heridos y al menos dos han muerto.El uso inadecuado de gas lacrimógeno por la policía ha sido lo más devastador para la seguridad de los manifestantes y ha causado un número indeterminado de lesiones, incluidas graves heridas en la cabeza al golpear los botes a los manifestantes. Cientos de estos botes vacíos han quedado tirados en las zonas de las manifestaciones.En varias ocasiones se ha visto a la policía apuntando con botes de gas a manifestantes concretos, y al parecer varios han perdido la vista por disparos de gas lacrimógeno a quemarropa.El gas lacrimógeno también se ha utilizado en espacios reducidos, donde resulta especialmente nocivo para la salud. En algunos casos se han disparado botes directamente al interior de casas y negocios que habían abierto sus puertas a los manifestantes en su huida. También según informes, se lanzó gas lacrimógeno cerca de la entrada del Hospital de Urgencias de Taksim, cercano al lugar de muchas de las protestas.Amnistía Internacional ha recibido informes según los cuales varios manifestantes detenidos la pasada noche estuvieron retenidos hasta 12 horas en vehículos policiales llenos de gente, soportando altas temperaturas y sin poder comer, beber ni ir al baño. La organización ha recibido 49 denuncias de malos tratos bajo la custodia de la policía.Amnistía Internacional también ha recibido información según la cual se ha impedido a los manifestantes heridos, tanto en las calles como bajo custodia, acceder a tratamiento médico adecuado.Según han informado abogados a Amnistía Internacional, la policía se llevó detenidos a comisaría a manifestantes heridos que necesitaban tratamiento en el hospital y que una vez bajo custodia no pudieron acceder a la atención médica adecuada."Está claro que la policía utiliza la fuerza no por la necesidad de responder a la violencia -muy escasa por parte de los manifestantes-, sino por el deseo de impedir y desalentar cualquier tipo de protesta", ha dicho Dalhusien.La iniciativa del Colegio de Médicos de Estambul de establecer instalaciones médicas provisionales para tratar a los manifestantes heridos en la calle se ha visto obstaculizada por el uso constante de gas lacrimógeno por parte de la policía en las zonas de las manifestaciones. Amnistía Internacional ha sabido, además, que las medidas de seguridad de la policía han impedido a muchas personas heridas acceder al cercano Hospital de Urgencias de Taksim.En respuesta a la necesidad de tratamiento médico, hospitales privados cercanos han abierto sus puertas a los manifestantes heridos y se ha pedido a los médicos que se incorporen a sus puestos de trabajo.A pesar de que la crisis se agrava, las autoridades turcas no han mostrado señal alguna de que vayan a cambiar de rumbo ni a adoptar las medidas necesarias para garantizar la seguridad de los manifestantes y de la ciudadanía en general.Amnistía Internacional ha enviado un llamamiento urgente a sus activistas en todo el mundo para que actúen con relación a Turquía. La organización pide al primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, que intervenga de inmediato y detenga la violencia política. Es preciso terminar con los malos tratos durante los arrestos y bajo custodia y garantizar el acceso a la atención médica. Debe llevarse a cabo una investigación independiente y eficaz de la violencia y el gobierno debe demostrar urgentemente su arrepentimiento para desactivar la crisis."Las autoridades turcas deben permitir que se celebren las manifestaciones pacíficas, revisar urgentemente las tácticas de la policía e investigar y exigir responsabilidades a los responsables de los abusos que estamos viendo cometer", ha dicho John Dalhusien.