La decisión de las autoridades penitenciarias rusas de poner en régimen de aislamiento a una integrante encarcelada del grupo punk Pussy Riot que se quejó de las condiciones de reclusión es otra señal más de la represión de toda forma de libertad de expresión en Rusia. Así lo ha manifestado Amnistía Internacional.La decisión fue tomada después de que Nadezhda Tolokonnikova se pusiera en huelga de hambre y escribiera una carta abierta en la que describía los abusos cometidos en su colonia penitenciaria, como por ejemplo el hecho de que se obliga a las reclusas a trabajar jornadas extremadamente largas en condiciones "de esclavitud". Nadezhda también afirmaba haber recibido amenazas de muerte de un alto cargo de la prisión y, más tarde, de algunas reclusas."La dirección de la prisión ha alegado que Nadezhda Tolokonnikova ha sido puesta en régimen de aislamiento para su protección, pero tememos que se trate de otro castigo más por reclamar el respeto de sus propios derechos y los de otras reclusas. Lo que las autoridades deben hacer es investigar las denuncias que ha realizado", ha manifestado Sergei Nikitin, director de la oficina de Amnistía Internacional en Moscú."La causa contra las integrantes del grupo Pussy Riot ha sido sencillamente indignante de principio a fin, y no pretende otra cosa que socavar el derecho de las integrantes del grupo a la libertad de expresión. Las autoridades rusas deben poner en libertad inmediata e incondicional a estas activistas y anular todos los cargos en su contra."Las autoridades penitenciarias han negado las denuncias de abusos formuladas por Nadezhda Tolokonnikova. Además, la dirección de la prisión ha afirmado que las condiciones de la celda de aislamiento son mejores que las de las celdas compartidas. Nadezhda Tolokonnikova ha dicho a su abogado que permanece recluida a temperaturas heladoras, con acceso a agua fría únicamente y sin apenas luz. También le ha dicho que las normas internas de la prisión le prohíben sentarse en la cama durante el día.Nadezhda Tolokonnikova y otra integrante de las Pussy Riot están cumpliendo sendas penas de dos años de prisión. Nadezhda permanece recluida en una colonia penitenciaria en Mordovia y Maria Alekhina en Nizhnii Novgorod. Ambas fueron declaradas culpables de los cargos de "vandalismo por motivos de odio religioso" tras haber interpretado una canción de protesta en la principal catedral ortodoxa de Moscú en febrero de 2012.La condena contra una tercera integrante de las Pussy Riot, Ekaterina Samutsevich, fue suspendida en apelación. No obstante, también ella pasó muchos meses recluida en espera de juicio.