Las autoridades de Haití deben evitar urgentemente los desalojos ilegales y violentos de personas que viven en campamentos improvisados y tomar medidas significativas para proporcionarles una vivienda adecuada, ha dicho Amnistía Internacional hoy tras la nueva oleada de desalojos que ha afectado a cientos de familias de todo Puerto Príncipe.Muchas de las 350.000 personas que siguen viviendo en campamentos improvisados tras el terremoto de 2012 también están en peligro.El 22 de enero, agentes de policía desalojaron violentamente a 84 familias del campo Fanm Koperativ, en el municipio de Puerto Príncipe.Según información recogida por Amnistía Internacional, las familias no recibieron aviso alguno del desalojo y fueron obligadas a salir de sus tiendas improvisadas por los agentes, acompañados por un grupo de hombres armados con machetes y mazas.Suze Mondesir, del comité del campo, recuerda así lo ocurrido: "A eso de las 10 de la mañana, un grupo de policías acompañados por hombres armados con machetes y navajas llegaron al campo y comenzaron a derribar nuestras tiendas, insultándonos. Los hombres nos empujaban y la policía nos apuntaba con sus armas para impedirnos reaccionar."Pocos días antes del desalojo, los residentes habían organizado una conferencia de prensa para denunciar la inacción de las autoridades sobre su situación, y creen que la expulsión fue una represalia por haberlo hecho.Las mujeres se han visto especialmente afectadas por el desalojo, pues no sólo han perdido sus hogares y sus pertenencias, sino también sus pequeños negocios. Cléane Etienne, residente del campo Fanm Koperativ, declaró: "Rompieron a patadas la cafetera con la que vendía café y me ganaba la vida. Ahora necesito dinero para volver a empezar."Otra mujer dijo: "No sólo hemos perdido nuestras cosas, sino que tenemos que comprar madera y lona para reconstruir nuestros refugios, porque no tenemos otro sitio donde ir"."Desalojar a personas que viven en campamentos improvisados incrementa el trauma que ya sufren unas personas que lo han perdido todo en el terremoto. Al no dejarles ni siquiera tiempo para recoger sus cosas y echarlas a la calle, las autoridades están negando a las víctimas del terremoto su dignidad", ha dicho Javier Zúñiga, asesor especial de Amnistía Internacional.Diez días antes, el 12 de enero, tercer aniversario del devastador terremoto de Haití, funcionarios municipales y de la Agencia de Protección Civil desalojaron a la fuerza a unas 600 familias del campo Place Sainte-Anne, también en Puerto Príncipe.A los residentes de este campo se les había avisado del desalojo con sólo cinco días de antelación, y se les habían prometido 20.000 gourdes (unos 480 dólares estadounidenses) por familia; sin embargo, según la ONG haitiana Groupe d'Appui aux Refugiés et Repatriés, 250 familias aún no han recibido el dinero. El día del desalojo, a ninguna de las familias se le dio tiempo suficiente para reunir sus pertenencias antes de destruir sus precarias viviendas.Carnise Delbrun, miembro del comité del campo Place Sainte-Anne, declaró: "Los funcionarios municipales disparaban al aire y nos tiraban piedras para que nos fuéramos. La policía llegó después para apoyarlos. Hubo cuatro heridos, uno de ellos un bebé de un año, al caérseles encima un tablón cuando los agentes municipales destruían su tienda. Otros fueron alcanzados por piedras y muchos de nosotros perdimos dinero, teléfonos móviles y otras pertenencias.""Debe evitarse a toda costa sacar a la gente a la fuerza de los campos, y antes de cualquier desalojo es preciso que haya una verdadera consulta y debe proporcionarse a estas personas una vivienda alternativa", ha afirmado Javier Zúñiga, "Las autoridades haitianas deben dar prioridad a las necesidades de vivienda de las personas que siguen viviendo en terribles condiciones en campos de desplazados tres años después del terremoto", añadió.El 12 de enero de 2010, un devastador terremoto dejó en Haití 200.000 muertos y 2,3 millones de personas sin hogar. Tres años después, se calcula que más de 350.000 personas viven en 496 campos en todo el país.