La información recabada por Amnistía Internacional apunta a que las fuerzas de seguridad egipcias sometieron a desaparición forzada y ejecutaron extrajudicialmente a un maestro de escuela que estaba en paradero desconocido tras su detención el 9 de abril; es la última manifestación del escalofriante patrón de homicidios ilegítimos observado en el país.

Según pruebas documentales y el relato de testigos presenciales, colegas y familiares, Mohamed Abdelsatar fue detenido por las fuerzas de seguridad en la escuela en la que trabajaba, en la gobernación de Behira. Esta información contradice una declaración emitida por el Ministerio del Interior de Egipto el 6 de mayo, en la que se aseguraba que Abdelsatar había resultado muerto en un cruce de disparos con las fuerzas de seguridad.

“La desaparición y muerte bajo custodia de Mohamed Abdelsatar es la última de una cadena de terribles ejecuciones extrajudiciales llevadas a cabo en Egipto. Estos homicidios ilegítimos se celebran habitualmente como la satisfactoria ‘eliminación de terroristas’ por la policía, que actúa sabiendo que no debe temer que se investiguen sus crímenes”, ha afirmado Najia Bounaim, directora de Campañas de Amnistía Internacional para el Norte de África.

“Las autoridades egipcias deben llevar a cabo sin demora una investigación exhaustiva e imparcial sobre la desaparición y muerte de Abdelsatar. Deben llevar ante la justicia a los responsables e indicar que retiran el consentimiento que han dado a las fuerzas de seguridad para cometer crímenes atroces sin miedo a ser castigadas.”

Amnistía Internacional entrevistó a dos familiares y tres compañeros de trabajo de Abdelsatar y examinó una decena de documentos, entre ellos las cartas remitidas por su centro de trabajo, el registro de asistencia escolar y las denuncias por arresto y desaparición presentadas por sus familiares. Según indica la información reunida, fue detenido el 9 de abril en la escuela Abdel Samie Saloma afiliada a Al Azhar antes de ser sometido a desaparición forzada y ejecutado.

El hermano de Abdelsatar, Ahmed, dijo que la última vez que la familia lo había visto fue cuando se iba a trabajar la mañana de su desaparición. Acudieron varias veces a la comisaría de policía y la fiscalía locales, pero no volvieron a tener noticias de él hasta que el Ministerio del Interior anunció su muerte.

Aunque la policía había detenido a Abdelsatar en su lugar de trabajo, el Ministerio del Interior aseguraba en su declaración que había resultado muerto junto a otra víctima, Abdallah Ragab, en un cruce de disparos con la policía en Tanta, gobernación de Gharbia, después de oponer resistencia a su detención.

Asimismo, constaba en la declaración que ambos hombres pertenecían a los grupos armados Hasm y Liwaa al Thawra y que se los buscaba por ayudar a “grupos terroristas”. Amnistía Internacional no conoce ninguna prueba facilitada por el Ministerio del Interior que sustente estas acusaciones.

Las autoridades egipcias vienen haciendo anuncios como éste desde 2015, pero siempre sin revelar las circunstancias de estas operaciones ni las circunstancias precisas de las muertes.

Un colega de Abdelsatar que había presenciado su detención contó a Amnistía Internacional que había visto que un automóvil de color rojo se detenía frente a las puertas de la escuela a las 10.30 de la mañana del 9 de abril, y a varios individuos vestidos de civil en su interior. Afirmó que un hombre que iba vestido de traje entró en el edificio escolar y ordenó a Abdelsatar que subiera al coche. Los agentes de la Agencia de Seguridad Nacional normalmente van vestidos de civil y usan vehículos civiles en sus operaciones.

Otro colega de Abdelsatar, que no había visto su detención pero sí estaba en la escuela en ese momento, afirmó que varios estudiantes y trabajadores del centro le habían dicho que también habían presenciado la detención alrededor de las 10.30 de la mañana.

Por otra parte, Amnistía Internacional examinó varios documentos, entre ellos una serie de cartas enviadas por el director de la escuela a la comisaría de policía de Abu Elmatamer y a la oficina local de Al Azhar, en las que confirmaba su detención en la escuela ese día y solicitaba más información.

En las copias del registro de asistencia escolar que vio Amnistía Internacional, donde el personal registraba las entradas y salidas, constaba la entrada de Abdelsatar a la escuela ese día, pero no la salida. Y el comentario “detenido en la escuela en horario laboral” aparecía junto a su nombre.

La organización examinó asimismo el cuaderno de notas del profesorado de Abdelsatar, actualizado a diario y también confirmaba que el último día que estuvo presente en la escuela fue el 9 de abril.

Ahmed Abdelsatar contó a Amnistía Internacional que, cuando le entregaron el cadáver de su hermano en el depósito el 8 de mayo, vio que presentaba grandes rasguños en la mano derecha y dos heridas de bala en la espalda.

“Abdelsatar estuvo al menos 27 días bajo custodia policial mientras su familia lo buscaba sin descanso, para encontrarse finalmente con que su cadáver estaba en el depósito con múltiples heridas de bala”, ha dicho Najia Bounaim.

“Estos crímenes abominables son una prueba inequívoca de que, en la actualidad, los servicios de seguridad egipcios tienen libertad absoluta para cometer abusos impunemente. Las autoridades deben poner fin de inmediato al reciente aumento de las desapariciones forzadas y las ejecuciones extrajudiciales.”

Amnistía Internacional examinó asimismo las denuncias presentadas por la familia ante la fiscalía el 9 de abril, y ante la oficina de Al Azhar en Behira y la fiscalía local el 24 de abril. Ahmed Abdelsatar afirmó que la fiscalía lo había convocado para interrogarlo el 11 de abril pero que no había vuelto ha saber nada más de la investigación.

Amnistía Internacional ha documentado varios casos de presuntas ejecuciones extrajudiciales cometidas por las fuerzas de seguridad en 2017. En relación con el más reciente, la organización solicitó una investigación sobre cuatro hombres a los que mataron los días 20 y 23 de junio y que, según sus familias, fueron sometidos a desaparición forzada y tortura durante un periodo de hasta cuatro semanas. En otro caso documentado en abril de 2017, un video filtrado que fue examinado por Amnistía Internacional mostraba a miembros del ejército en Sinaí del Norte ejecutando extrajudicialmente a siete hombres desarmados, entre ellos un joven de 17 años. El 13 de enero, en Sinaí, la policía ejecutó extrajudicialmente a seis hombres que llevaban hasta tres meses recluidos en régimen de incomunicación.

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