En Egipto se detiene a personas y se las somete a pruebas humillantes, sólo porque el gobierno piensa que son gays.

 

Todo empezó cuando algunas personas izaron una bandera en un concierto en El Cairo.

 

Era una bandera del arco iris —símbolo del orgullo LGBTI— y, desde ese momento, las fuerzas de seguridad y la Fiscalía de Egipto no han cesado de perseguir y detener a personas, y de someterlas a humillantes pruebas para averiguar su sexualidad.

 

Hasta ahora han sido detenidas 57 personas, y 5 de ellas han sido sometidas a exámenes anales forzosos. Este trato no sólo es humillante, es una forma de tortura.

Se ha detenido a personas de El Cairo, Ismailía, Damieta y Sharm al Sheij, y el gobierno utiliza las aplicaciones de citas online para encontrar personas a quienes poder arrestar. Se las acusa de “hábitos licenciosos”, “incitación a actos licenciosos” y “fomento de la desviación sexual”.

 

Los fiscales están acelerando los enjuiciamientos de algunas de las personas que han sido arrestadas. Algunas ya han sido condenadas, y las personas detenidas podrían enfrentarse a penas de hasta 15 años de cárcel. Debemos actuar ya y presionar a Egipto para que ponga fin a la represión.

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